Antony Llewellyn y Stevie Carter Harris fundaron “Quiff & Co” con la idea de ofrecer una alternativa no quirúrgica a millones de hombres jóvenes que sufren de calvicie.
Inspirados en las cabelleras estilo retro de David Beckham, Zac Efron y Justin Bieber, su producto que no se asimila en nada a los apliques usados por otras generaciones y la respuesta del mercado han sido tan favorables que la compañía tiene una lista de espera para sus postizos de más de cuatro meses.
De apariencia muy real, el aplique favorito entre los hipsters puede ser peinado, lavado y hasta incluso permite lucirlo en la piscina sin temor a quedar expuesto luego de un desafortunado accidente.
Uno de los principales beneficios del sistema es que evita tener que pasar por una costosa intervención de implante capilar, las cuales suelen conllevar varias semanas de recuperación para que las cicatrices se vuelvan menos aparentes.
Cada peluca cuesta en promedio unos ¢865.000, valor que no incluye el pegamento, los peines ni el producto para limpiarlo. Si se prefiere tener una consulta personalizada con los creadores para crear la pieza perfecta a medida de las necesidades del candidato en cuestión, su diseño y la elaboración de una plantilla pueden llegar a ascender hasta los ¢1 440.000, lo que contempla detalles como el color, los tonos, la dirección del cabello y su consistencia.
Una vez que el peluquín es creado puede durar de seis meses a un año sin tener que ser reemplazado, aunque la mayoría de las personas suelen cambiarlo más a menudo para seguir las tendencias de nuevos peinados. Las piezas están confeccionadas con cabello 100 por ciento humano y en promedio cuentan con 11.000 mechones de pelo, todos cosidos a mano. (INFOBAE)
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