Y todos nos hemos dormido en clase en alguna u otra ocasión. Por eso quien haya atravesado esta situación se sentirá enormemente identificado con lo relatado en “Afternoon Class”, el corto animado de cuatro minutos realizado por el director coreano Seoro Oh.
En él, podemos sumergirnos en los avatares diarios del estudiante somnoliento: la cabeza se tambalea de un lado a otro como un cúmulo de ladrillos incapaces de resistirse a los encantos de la gravedad, los ojos se entreabren en ángulos de imposible sostenimiento, sueños cotidianos atacan la rutina normal de la clase.
El trabajo es fantástico porque a través de la animación es capaz de transmitir sensaciones muy arraigadas en todo estudiante poco madrugador que se precie. Captura de forma precisa las emociones y el estado de letargo permanente, despierto de cuerpo, pero dormido mentalmente, que los alumnos atraviesan al punto de la mañana. Un sentimiento universal que castiga de forma rutinaria a los adolescentes del planeta. Veamos este trabajo:
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