En el estadio Gillette Stadium de la ciudad de Boston, el juez uruguayo Andrés Cunha se convirtió en el involuntario protagonista de la jornada, al no observar una clara mano que cometió el delantero Raúl Ruidíaz, quien a los 30’ de la segunda parte acompañó un centro de Andy Polo, se llevó la pelota con el brazo y mandó la pelota al fondo del arco.
Así el equipo del argentino Ricardo Gareca se quedó con la clasificación y el primer puesto de la zona.
El árbitro uruguayo se tomó su tiempo para conversar con su compatriota y asistente, Nicolás Tarán, para determinar si convalidaba o no la viciada anotación. En teoría la autoridad estaba consultando a una persona que -mediante la utilización de la tecnología- podía o no determinar si se había cometido infracción alguna.
Cunha prefirió no cambiar lo que había ocurrido y Brasil, el gigante del fútbol mundial, se quedó afuera de la Copa América en la primera fase.
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