Jeffrey Mayi tuvo una infancia difícil. Nació en los Estados Unidos, pero desde pequeño creció y se educó entre Libreville, Gabón y París, Francia. No tenía un hogar definido hasta que hace 10 años decidió instalarse en el país que lo vio nacer.
Pero esa decisión provocó que durante una década estuviera alejado miles de kilómetros de su madre, quien vivía en el centro de África.
Hablaron algunas veces por videochats, pero no era suficiente. Ninguno tenía el poder económico para reencontrarse.
Pero el milagro sucedió; buscaron los fondos, hicieron los trámites y su madre voló desde África para ver a sus hijos, y esto fue lo que ocurrió. (Fuente Infobae)
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