El estudio fue realizado en 800 personas en el mes de octubre de 2015 y contó con la participación de profesionales de la Universidad Nacional (UNA).
Según los datos, un 71% de los padres afirmaron que en su infancia estaban ‘acostumbrados’ a ser golpeados, recibir pellizcos o jalones de pelo. El restante 29% afirmaron no haber pasado episodios de violencia y maltrato en su niñez.
De ese porcentaje de personas que fueron agredidas por sus padres, 256 piensan que sí es necesario castigar físicamente a los hijos porque así fue como ellos aprendieron.
Según informa La Nación, las agresiones en la infancia provocan a las víctimas una incapacidad para ser felices en la vida. Cuando son adultos, pueden tener “serios” problemas neuróticos, de acuerdo a las declaraciones de Laura Chinchilla, psicóloga del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). (Fuente nación.com)
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