Para llegar a esa conclusión, los científicos probaron a 17 perros en una variante del clásico ejercicio de adiestramiento del tipo “haz lo que acabo de hacer”. Tras una serie de rondas tradicionales, en las que aprendieron a repetir una acción humana a pedido, fueron entrenados para echarse al suelo ante cualquier movimiento de la persona a cargo, como una forma de reemplazar en sus cabezas la expectativa que debían cumplir ante los maestros.
Una vez consumado este test, los científicos sorprendieron a los canes con la orden de imitar algo muy simple: tocar la punta de un paraguas. El tiempo de distancia entre la acción original y el pedido al animal osciló entre un minuto y una hora, y si bien la memoria mermó a medida que el reloj avanzaba, los resultados fueron positivos en 33 de las 35 ocasiones, y sirvieron para afirmar que los perros recuerdan eventos pasados aun cuando nadie espera que lo hagan.
Esto puede considerarse como un paso más para romper las barreras artificiales entre los animales no humanos y los seres humanos.
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