Una rui-katsu, algo así como la “búsqueda de lágrimas”, puede ser gratuita o de pago, y de lo que se trata es de que el llanto despeje la mente y reduzca el estrés, ya sea acumulado del trabajo, o de algún problema personal.
La idea de este tipo de terapias nació en el año 2013 a través del empresario Hiroki Terai, quien había lanzado previamente un exitoso negocio realizando catárticas (aunque no oficiales) ceremonias de divorcio.
Después de ver a sus clientes derramar lágrimas e irse en mejores condiciones que cuando entraron, tuvo la idea de comenzar a organizar eventos de rui-katsu.
“Me di cuenta de que las personas no pueden llorar a menos que hagan un esfuerzo consciente”, decía el año de su estreno.
Las respuestas a las primeras sesiones en Tokio fueron muy positivas. Desde entonces, las sesiones se han extendido por toda la ciudad, e incluso hay eventos similares en Nagoya y Osaka. En cuanto a Terai, ha pasado a escribir una serie de libros sobre el llanto, incluido uno llamado Ikemeso Danshi, donde se muestran fotografías de hombres atractivos sollozando para aliviar el estrés de la mujer.
Japón forma parte de ese número de culturas en todo el mundo donde mostrar tristeza o enojo se considera tabú, y los ritos de transición a la edad adulta dictan que las emociones deben ser suprimidas, incluso anuladas en algunos casos.
De hecho, los japoneses se encuentran entre los menos propensos a llorar de las 37 nacionalidades que fueron analizadas en un estudio internacional sobre el llanto en adultos. [National Geographic]
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